Llegar a ser líderes internacionales en la elaboración de vinos orgánicos, fue lo que hace cinco años motivó a Viña Lapostolle a trazarse un claro objetivo: lograr que el 100% de sus viñedos fueran producidos sin utilizar fertilizantes ni pesticidas sintéticos. Y la iniciativa rindió frutos recientemente, luego de que la compañía obtuviera la certificación alemana Ceres (Certification of Environmental Standards GmbH) que acredita que el total de sus campos son manejados de forma orgánica y cumpliendo con las normativas NOP (de EEUU), CEE (de Europa) y NCh (Chile).

«Nuestro mayor logro es producir con la misma calidad que antes pero con un impacto medioambiental distinto. Hoy podemos decir que Lapostolle no usa pesticidas, ni herbicidas ni reguladores del crecimiento para las plantas ni tampoco organismos modificados de forma genética. Todo esto se reemplaza con animales, abejas, compost orgánico, reciclaje y tratamiento de aguas, entre muchas otras cosas», explica Gonzalo Belemmi, gerente general de Viña Lapostolle.

En el marco de este reconocimiento, la viña acaba de lanzar al mercado Cuvée Alexandre Syrah Las Kuras 2009, su primer vino certificado hecho con uvas orgánicas y que busca posicionar a la marca entre los consumidores como un referente en la producción de vinos sustentables y de alta calidad. «Con todo este trabajo, nuestros vinos serán más naturales y más auténticos, lo que se traduce en mayor calidad y en una fiel expresión del terroir de donde provienen», agrega Belemmi.

Compensación de emisiones


Con el fin de preservar el cuidado del medio ambiente desde la producción de la uva hasta la entrega del vino al cliente final, a partir de abril de 2009 todos los vinos de Lapostolle cuentan con la certificación Delivery de The Carbon Neutral Company, que obliga a la compañía a compensar el 100% de las emisiones de CO2 producidas durante la distribución de las botellas, tanto en Chile como en el extranjero.

Junto con esta iniciativa, la empresa está trabajando sus viñedos bajo la filosofía de la biodinámica, a través de la cual el campo se organiza como un organismo vivo que produce más de lo que consume, se mantiene sano así mismo y en donde sus imputs provienen de sus propios recursos.

«La tierra comienza a ser más productiva con el tiempo dado que es más sana y cada vez depende menos de los input externos. De esta forma los alimentos, en este caso las uvas, son también de mejor calidad», comenta el ejecutivo. «Todo esto es posible gracias a una agricultura mixta, compuesta por un mix de plantas, animales en los campos, cultivos entre hileras, flores, manejo responsable de los desechos, reciclaje, tratamiento de aguas, buen uso de recursos y compostaje, entre otros. Y son en estas áreas en las que seguiremos trabajando con diferentes estrategias», concluye Belemmi.

Fuente : El Diario Financiero