Susana Carey
«No veo que estemos discutiendo cuáles son los instrumentos para lograr la igualdad de oportunidades, especialmente en materia de políticas públicas. Previo a cualquier debate de cuánta libertad o cuánta igualdad necesitamos, es necesario saber dónde estamos parados, si lo debatimos desde la confi anza o la desconfi anza. Desde la confianza y el respeto a las capacidades de las personas y de su dignidad, o desde la prepotencia de la desconfi anza de que somos más capaces para tomar decisiones por esas personas, basados en que somos doctores o en que tenemos una mejor posición socioeconómica.
Tomando lo que plantea Osvaldo Andrade, en Bajos de Mena las personas sí son capaces hoy en día de usar tecnología, de comunicarse y si bien quizás algunas no saben leer o escribir bien, están preparadas para entenderse por otros medios. Entonces, ¿en la conquista por la igualdad vamos a defi nir qué es lo mejor para las personas? La decisión de aportar a la mayor igualdad tiene que ver con cómo le damos mayor empoderamiento a las personas, cómo creamos plataformas para eso y no un techo que implique tomar decisiones por ellas. Entregarle esta plataforma de empoderamiento, tanto a las personas como al colectivo, por ejemplo, por medio de redes sociales que son capaces de coordinar a grupos independientemente de su nivel socioeconómico y de su posición en la sociedad. Ahí hay una oportunidad enorme para las empresas, una oportunidad para que las personas puedan ejercer sus preferencias, sus derechos.
A veces me doy cuenta de que el debate central en realidad es si es necesaria más libertad versus un exceso de protección, creo que tenemos que proveer un nivel importante de protección, pero que esa protección no vaya en contra del empoderamiento de las personas. Hoy, vemos que se está legislando desde la presuposición de la cultura del abuso, desde la presuposición de que las personas son un poco tontas para elegir y creo eso es un elemento para cuestionarnos dentro de la discusión.
Fuente : Capital