Un sabor poco dulce dejó entre los ministerios de Hacienda y de Salud el trabajo liderado por ambas reparticiones durante 120 días, para analizar la aplicación de un impuesto adicional a los alimentos con alto contenido en azúcar, el que sería similar o mayor al que estableció la Reforma Tributaria a las bebidas gaseosas dulces (lo elevó de 13% a 18%).

El debate se concentró en la llamada «Comisión del Azúcar» –equipo técnico convocado por el Gobierno e integrado por representantes de ambas carteras más 15 expertos en salud, nutrición, ciencias y académicos– quienes tenían un plazo inicial de 60 días para formular una propuesta al Ejecutivo. Sin embargo, la falta de acuerdo y de tiempo para el gran número de audiencias que sostuvieron con actores de la industria de alimentos, consumidores, médicos y parlamentarios, hizo que solicitaran una prórroga por 60 días más, plazo que termina el 30 de abril.

El objetivo de la instancia es reducir el consumo de azúcar en los alimentos que tienen una alta dosis de endulzante (cereales, miel, mermelada, galletas y colados, entre otros), como una medida para prevenir las enfermedades relacionadas con su consumo: diabetes, obesidad y cardiovasculares.

En promedio los chilenos ingieren 77 gramos diarios (casi 20 cucharaditas de café), dosis que triplica el consumo de 25
gramos al día (6 cucharaditas de café), recomendado por la Organización Mundial de la Salud.

«Hemos considerado aplicar un impuesto adicional a este tipo de alimentos, tanto importados como nacionales, como una mirada de prevención y estímulo para reducir la obesidad y mejorar la salud de los chilenos», explicó a «La Segunda» el jefe de la División de Políticas Públicas Saludables y Promoción del Ministerio de Salud (Minsal), Tito Pizarro.

No hay espacio para impuestos

Pizarro dijo ser partidario de «gravar los productos con un 20% de impuesto, superior al aplicado a las bebidas gaseosas dulces, el que fue insuficiente», para generar un cambio de conducta en la población. Especialmente, dijo, en las personas de menores recursos económicos, «que son las más afectadas por enfermedades producidas por la ingesta de azúcar».

Agregó que esperaba «que las diferentes posiciones de la comisión concluyan en una propuesta única a plasmar en el informe final que deben entregar».

Hasta ahora, en los cuatro meses que ha trabajado la comisión no han logrado conciliar la política pública de salud con el interés tributario. Y prueba de esto es la mirada que tienen desde Hacienda sobre el tema.

Según una fuente de esa cartera, «aún no se comienza a redactar el informe final, pero las conclusiones no irán por el camino de la aplicación de un nuevo impuesto para los alimentos con alto contenido en azúcar».

Y agrega que «la postura mayoritaria será recomendar al Ejecutivo que se recaben más antecedentes y se realicen nuevos estudios que permitan justificar y evaluar con mayor precisión un gravamen de este tipo, su impacto, la complejidad de su aplicación y el diseño correcto».

En Hacienda explican que «el Gobierno no tiene espacio para la aplicación inmediata de un impuestos a los alimentos con alto nivel de azúcar. Si alguna vez, a futuro, se toma la decisión de gravar estos productos, el reglamento de Etiquetado de Alimentos debería ser el referente».

El presidente del Colegio de Nutriólogos de Chile, Samuel Durán, dice que «la mayor piedra de tope es el definir un mecanismo para aplicar un impuesto a una multiplicidad de alimentos».

El especialista –partidario de aplicar un tributo de 20%– explica que «en el caso de las bebidas gaseosas era un solo tipo de producto, pero en este caso no es posible aplicar un solo criterio para todos los productos».

El viernes es la última reunión de la Comisión del Azúcar, tras lo cual comienza la redacción del informe.

Fuente : La Segunda