En sus declaraciones a la prensa, políticos y empresarios decidieron alinearse con el plan fiscal anunciado ayer por el Gobierno. Pero lo cierto es que la decisión del Presidente Sebastián Piñera de recurrir al alza de impuestos para financiar el 38% (equivalente a US$ 3.231 millones) de la reconstrucción del país generó polémica.

Entre los empresarios, se teme que el aumento de 3% en el impuesto de Primera Categoría en 2011 y 1,5% en 2012 no sea transitorio.

«Toda alza impositiva afecta las expectativas de inversión, variable crucial para el crecimiento», afirma el presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC). En ese sentido, elevar los impuestos podría ser contradictorio con la meta de acelerar el crecimiento del Gobierno.

Es más, Piñera proyecta que el mayor crecimiento de la economía generará durante los próximos cuatro años ingresos adicionales por US$ 9.600 millones, convirtiéndose en la principal fuente de recursos tanto para la reconstrucción como para el cumplimiento de su plan de gobierno (infografía en B3).

El alza tributaria también afectará a un grupo de consumidores. Mientras el impuesto de timbre y estampillas no subirá del 0,6% a 1,2% como estaba previsto, y las pymes con ventas menores a 50 mil UF estarán exentas del pago de tributos si reinvierten sus utilidades, quienes posean viviendas avaluadas en más de US$ 97 millones deberán pagar un 0,25% en sus contribuciones. Los fumadores también deberán pagar más por el tabaco.

Pero, a modo general, la decisión de Piñera de apostar por un fuerte componente tributario en el mix de financiamiento fue interpretada por muchos como una señal política, para distanciarse del estigma de «gobierno de los empresarios».

«Sorprende que el Presidente Piñera, quien representa a la centroderecha, postula hoy reconstruir principalmente con impuestos a empresas y a personas pudientes», aseguró el ex ministro de Hacienda Eduardo Aninat.

No en vano, de manera general, la Concertación aplaudió el plan presentado por Piñera. «No deja de ser paradójico que Piñera haya podido hacer algo que los últimos gobiernos de la Concertación no fueron capaces de hacer», aseguró el ex senador socialista Carlos Ominami.

También las cifras resultan paradójicas. Piñera cifró en US$ 8.431 millones el costo de la reconstrucción. Monto similar a lo que costó el plan de estímulo fiscal con el que el gobierno de Michelle Bachelet enfrentó la crisis financiera y que se financió con los ahorros del Fondo de Estabilización Económica y Social (FEES).

Éste fue precisamente el punto con el que Piñera comenzó su intervención de ayer. Además de recordar que Bachelet le entregó las arcas fiscales con un déficit estructural de 1,2% del PIB, hizo hincapié en la falta de disciplina en el manejo de los ahorros. «En el último año, el FEES pasó de US$ 20 mil millones a US$ 11 mil millones, una disminución del 44%», insistió Piñera, quien minutos después aseguró que en estos cuatro años habría un «uso moderado y responsable» de los fondos del FEES y de la Ley Reservada del Cobre.

«Este terremoto y maremoto nos sorprendió en una posición fiscal muy distinta a la solidez que muchos anunciaban», sentenció Piñera.

Fuente : El Mercurio