Para los analistas de mercado, las inversiones de una compañía en Argentina no tienen la misma valoración que en otros países, como Perú y Colombia. Hay un castigo, dicen, por las «poco claras» reglas del juego de la administración de Cristina Kirchner. Y las últimas noticias que llegan desde el país vecino respecto a cambios regulatorios –principalmente en las industrias del retail , energía y aeronáutica– confirman la apreciación de los expertos.

Es así como el ministro de Planificación, Julio de Vido, advirtió que algunas empresas eléctricas (como Edesur, filial de Enersis) podrían ver anulados sus contratos de concesión en caso de detectar «errores intencionales» en las facturaciones.

Si bien recién se está auditando cada una de las boletas de los clientes, el anuncio de la autoridad fue categórico.

A esto se suman las restricciones a las importaciones impulsadas por la Secretaría de Comercio Interior, a cargo de Guillermo Moreno, que afecta a retailers como Cencosud y Falabella.

«Las políticas económicas, de exportación, de impuestos, el proteccionismo… todo eso definitivamente no te da el clima de inversión propicio», dice César Pérez–Novoa, gerente de estudios de Celfin Capital.

Y explica que «las señales en Argentina han sido muy poco favorables para la inversión extranjera. A un inversionista le preocupa mucho invertir en un país en donde las reglas no son claras y en donde no se vislumbran cambios. Lo peor viene cuando el único es por la fuerza de la intervención de la economía».

No obstante, los expertos hacen la distinción entre empresas. Porque afirman que Enersis está muchos menos expuesta en Argentina a lo que está Cencosud. En efecto, el 34% de los ingresos de la compañía liderada por Horst Paulmann provienen de Argentina. Pero desde el holding –uno de los líderes de la industria de supermercados en Argentina– aseguran que conocen el mercado y que han sabido adaptarse a las nuevas circunstancias.

Así lo ve también el subgerente de estudios de Banchile, Diego Celedón. «En su gran mayoría son compañías que llevan varios años y conocen bien el mercado en el cual están y tienen herramientas para reaccionar al entorno», dice frente al impacto que puede tener las restricciones a las importaciones sobre todo para las empresas de retail .

El gerente de estudios de Bci, Jorge Selaive, sostiene que los cambios podrían afectar las valorizaciones bursátiles de las compañías, pero menores. «Las compañías que tienen operaciones en Argentina han sabido anticiparse a este fenómeno y, por otro lado, tampoco tienen significativas operaciones», sostuvo

Y César Pérez–Novoa agrega: «No hemos visto una inversión importante en Argentina. Tiene un potencial muy elevado en el forestal y ¿cuándo fue la última vez que Celulosa Arauco hizo algo en Argentina?».

La visión de los expertos

CÉSAR PÉREZ–NOVOA
Gerente de estudios de Celfin

«Los inversionistas tienden a penalizar a las compañías que tienen activos en Argentina».

«Cuando se hace una valorización a una compañía, se le asigna un valor mucho más bajo por estar en Argentina, porque es un riesgo estar en ese país».

DIEGO CELEDÓN
Subgerente de estudios de Banchile

«Hay que tener en cuenta que son compañías (las que tienen presencia en Argentina) que en su gran mayoría llevan varios años y conocen bien el mercado en el cual están, y tienen herramientas para reaccionar al entorno».

JORGE SELAIVE
Gerente de estudios de Bci

«Las empresas chilenas con inversiones en Argentina se pueden ver afectadas, dado que esa economía está con un significativo desorden político y económico (…). Pero las compañías han sabido anticiparse a este fenómeno y tampoco tienen significativas operaciones».

Productores de pollos analizan solicitar salvaguardias

Primero fue el gremio lechero local. Ahora, la Asociación de Productores Avícolas (APA) está analizando solicitar salvaguardias a las importaciones argentinas, que llegan con precios mucho más bajos gracias a los subsidios que su gobierno les otorga.

«Estamos estudiando en este momento si tenemos antecedentes para hacer una nueva presentación a la Comisión de Distorsiones, no lo hemos resuelto», dijo un alta fuente del gremio.

La asociación ya había presentado una solicitud en 2007, sin resultados positivos. Pero al interior del gremio aseguran que hoy «hay nuevos antecedentes» para que la iniciativa prospere.

«Es una competencia desleal, porque los productores argentinos compran granos con un precio distorsionado, a un valor mucho más bajo que el precio a nivel internacional», explica un ejecutivo de una empresa chilena del rubro.

Y agrega que las «importaciones de pollos de potencias como Brasil y Estados Unidos casi no llegan porque no les dan los precios, a diferencia de Argentina».

Según las últimas cifras estadísticas de APA, en mayo las importaciones de pollo aumentaron un 79,2% respecto de igual mes del año anterior. Estas importaciones tienen como origen a Argentina con 2.215 toneladas, lo que equivale a una participación de 75,7% en volumen. Le sigue Brasil con 709 toneladas y un 24,2% de participación.

Actores de la industria local destacan que son los supermercados los que concentran casi todo el volumen importado.

A nivel local, la producción de carne de ave en mayo de este año fue de 49.290 toneladas, un 2,6% menor que en igual período del año pasado, teniendo los pollos broiler una disminución de un 2,2% y los pavos un 4,6%.

En tanto, ayer el presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), Rafael Guilisasti, se refirió a la solicitud que realizaron los productores lecheros de establecer una sobretasa arancelaria a los productos lácteos de Uruguay y de Argentina.

«Respetamos lo que surja de una institucionalidad que ha funcionado para otras ocasiones y que está diseñada para ver las distorsiones que ocurran en el mercado internacional», dijo el dirigente, agregando que «tenemos una política permanente de ser partidarios del libre comercio y también condenamos y hemos buscado, sobre todo en esta crisis, que la respuesta no sea el proteccionismo».

75,7%

de las importaciones de pollo proviene de Argentina.

Fuente : El Mercurio