Nuevos cambios experimentará La Polar en las próximas semanas. Es que tras la renuncia de César Barros a la presidencia de la compañía, que era un secreto a voces en el mercado, los acreedores y accionistas aceleraron su proceso de búsqueda de nuevos directores para la empresa, los cuales de manera primordial deberán ser conocedores del negocio de retail.

En ese sentido, los que liderarían la labor de encontrar nuevos directivos para La Polar. serían tres de sus propietarios: el fondo de inversión Moneda Asset, que cuenta con el 6% de las acciones, el área de seguros de Inversiones La Construcción que suma aproximadamente un 10%, y el grupo Izquierdo Menéndez, donde este último cuenta con cerca de un 3% de la propiedad.

Fuentes conocedoras del proceso afirman que esta triada que controla el 20% de La Polar sería la que propondría a los nuevos directores del retailer en la siguiente junta ordinaria de accionistas y posiblemente conseguiría que se nombraran, tomando en cuenta que «nadie más se involucra demasiado en el tema, para que posteriormente no se le pase alguna cuenta». Lo que sí, una parte de los acreedores y accionistas estarían de acuerdo con materializar una transformación completa en la mesa directiva de La Polar, para otorgarle nuevos aires de cara al futuro, y otra preferiría que algunos de los actuales representantes se mantuvieran. Para estos últimos, lo importante es que no sea un cambio total, en beneficio de la continuidad de los planes de desarrollo y para darle tranquilidad al equipo de trabajo. Un acreedor de la empresa admite que por el momento no se han visto candidatos en detalle, pero hay que hacer un cambio sí o sí en el directorio de la compañía. En estos días se iniciaría esta tarea, y desde ya se tendría claro que, por ejemplo, la presidencia que será tomada por Alberto Marraccíni en reemplazo de César Barros en abril, será de carácter temporal. Otro tema que tienen en la mira los acreedores de la firma, es que después de tomar el control de La Polar con el 66,6%, la fase que viene es desprenderse de la propiedad dejándola a un tercero que la administre. La idea sería llevarlo a cabo de forma conjunta, para provocar un más alto interés en eventuales inversionistas, aunque no es algo que se haya zanjado todavía.

Como sea, pese a que se vislumbra como difícil que las mencionadas intenciones se efectúen durante este año, sí es un objetivo de corto plazo para los acreedores de la empresa, para lo cual contratarían un banco de inversión no más allá de la segunda parte de 2015.

Fuente : Estrategia