Las certificaciones que abrirán mercados a los emprendedores
En términos de sustentabilidad, los destinos más exigentes han marcado la pauta en lo que implementación de exigencias a proveedores se refiere. Así, sellos y normas medioambientales como los exigidos por grandes cadenas de retailers como Tesco, Walmart o Mark& Spencer se han convertido en verdaderos cuerpos legales para aquellos quieren llegar con sus productos a mercados, corno por ejemplo, el norteamericano o europeo.
Dentro de las certificaciones más requeridas sobresalen GolbalGap, orientada a asegurar las buenas prácticas agrícolas; HACCP, que vela por la higiene y seguridad alimentaria y que garantiza el cumplimiento de las buenas prácticas donde se produce el producto, y Rainforest Alliance, que se exige para las exportaciones de fruta provenientes de zonas con alta biodiversidad, especialmente del bosque tropical, entre otras.
Pero además de sellos específicos, hoy los retailers globales están exigiendo cada vez más que sus proveedores demuestren su calidad y respeto ambiental. Tal es el caso de la ya difundida huella de carbono o registro de CO2 liberado al ambiente en las distintas etapas de la cadena de producción. Actualmente, la mayoría de los supermercadistas globales exigen que sus proveedores la midan y compensen e, incluso, hoy muchos apuestan por dar un paso más allá: que su cadena de abastecimiento sea carbono neutral.
Felipe Sepúlveda, director ejecutivo de Carbon Neutral, explica que las principales cadenas de supermercados y retailers están exigiendo la huella de carbono y ahí muchos lo hacen en base a la ISO 14064–1 sobre inventario de gases de efecto invernadero o el Protocolo de Gases de Efecto Invernadero (GHG Protocol, en inglés). Algunas empresas van más a la delantera y asumen un cierto liderazgo dentro de su industria, certificando que el producto que ofrecen o la compañía ha neutralizado sus emisiones Un vuelo similar está ocurriendo con la huella hídrica, pasando por certificaciones de eficiencia energética y otras más específicas asociadas a alimentos libres de pesticidas, alimentos orgánicos e incluso bienestar laboral de los trabajadores la empresa exportadora.
Los expertos coinciden en que estas exigencias, además de ser la llave para entrar a distintos mercados, se han consolidado como un elemento diferenciador con la competencia.
«Un punto importante es que si no tienes las certificaciones que te piden, tus productos no van a poder estar en las góndolas y, por lo tanto, no vas a poder vender», explica Sepúlveda. Es por esto, dice, que un elemento fundamental a la hora de optar por sellos y certificaciones es que quienes realicen el trabajo sean entidades reconocidas y de prestigio internacional.
COSTOS, EL PRINCIPAL PROBLEMA
Una de las dificultades que pueden entorpecer avances en esta línea es que la mayoría de las exigencias provienen de los compradores en el país de destino y no de los países propiamente tales. Ello implica desconocimiento y confusiones sobre qué certificación es mejor obtener, cuánto dinero hay que disponer y el tiempo que tardará dicha certificación.
Paula Moreno, jefa del Departamento de Comercio Sustentable de ProChile, describe que cada una de las certificaciones tiene su propio protocolo y procedimiento de obtención, por lo cual el empresario que requiere avanzar en la obtención de un determinado sello que le otorgue un grado de diferenciación con su competencia debe acercarse a las empresas acreditadas por ese sello en particular para comenzar el proceso de auditoría.
«Se recomienda a las empresas que analicen las ventajas del sello en particular y avancen con aquellas certificaciones técnicamente robustas que cuenten con prestigio internacional y con un sistema de auditoría que sea efectuado por una tercera parte independiente, de manera tal que sus esfuerzos logren un verdadero beneficio al interior de la empresa, mejorando su gestión ambiental y social, como también es valorado por el mercado en que su producto está siendo exportado», subraya.
Uno de los principales impedimentos para obtener estas certificaciones, especialmente en las empresas más pequeñas, es su costo, el que varía según el tipo de proceso productivo y escala del negocio. Existen, sin embargo, varias empresas acreditadas para las auditorías necesarias para la evaluación de las empresas respecto de un sello determinado, por lo que es importante que el productor cotice y compare los beneficios de una empresa auditora y otra, dicen en ProChile.
De hecho, el organismo asesora a las pequeñas y medianas empresas exportadoras de diversas formas, especialmente con las acciones que realiza el Departamento de Comercio Sustentable. Y si bien no existen apoyos directos en el proceso de certificación, a través de los distintos fondos concursables de ProChile las exportadoras pueden cofinanciar las asesorías en el diagnóstico y/o preevaluación para la obtención de ecotiqueta o certificación voluntaria (ética, ambiental o social), con miras a diferenciar su producto y cumplir necesidades de mercados específicos, en los que la empresa desarrolla su estrategia de internacionalización.
El director ejecutivo de Carbono Neutral, en tanto, puntualiza que la certificación propiamente tal puede no ser tan costosa como las medidas de mitigación. En el caso de la huella de carbono, dice Sepúlveda, «es compensar las emisiones resultantes multiplicado por los bonos de carbono que elijan para neutralizar y ese costo varía dependiendo del proyecto. Ahí los precios fluctúan entre US$ 5 y US$ 25 la tonelada. Por lo tanto, muchas veces las certificaciones en sí mismas no tienen un costo asociado a certificar, sino que a los bonos de carbono», señala.
Fuente : La Segunda