En la mira: S&P 500 @ 2.000
HACE UN AÑO atrás, el solo hecho de pensar que los índices estadounidenses Dow y S&P 500 superarían los niveles de 16.000 y 1.800 puntos, respectivamente, ambos rentando por encima de 22% en el año 2013, habría sido una locura que ni el más optimista lo hubiese puesto por escrito.
En aquel momento, Estados Unidos estaba ad portas del precipicio fiscal, Europa aún sentía los destellos de una fragmentación financiera aguda y Japón no lograba encontrar un ágil camino para salir de su proceso deflacionario. China mostraba los primeros signos de una desaceleración macroeconómica, a pesar de las iniciativas fiscales adoptadas aquel mismo año, y los países emergentes, que aún mostraban un dinamismo saludable, empezaban a entrar en tela de juicio.
Entre tanto, a nivel local se susurraba acerca de la gran rotación que se daría en los portfolios de inversión del inversionista retail pasando de renta fija a renta variable sin que hubiera indicio alguno de que ello ocurriría, dadas las circunstancias por las que estaba atravesando la economía mundial y el imperioso riesgo bursátil.
Es en este complejo espectro que los bancos centrales de los principales países industrializados optaron por encaminar su política monetaria en un aguerrido experimento, transparentando sus comunicados para modelar las expectativas de mercado e inyectar liquidez al sistema financiero mundial sin prejuicio alguno. Ahora, a medida que nos vamos acercando al año 2014, y la entrante presidenta de la Reserva Federal (Fed), Janet Yellen, ha ratificado una postura pro liquidez, el Banco Central Europeo (BCE) adoptará nuevas medidas para reacelerar su economía y Japón ha dictaminado que hará todo lo necesario para «re–inflacionar» su economía, todo ello nos permite prever que la renta variable continuará su senda alcista.
En el frente político, en el estamento gubernamental estadounidense continuarán las incesantes bataholas relacionadas al recorte del déficit fiscal y al aumento de la deuda pública. Sin embargo, los dos partidos políticos han señalado que el circo ocurrido en el mes de octubre, que paralizó el gobierno federal, no volverá a ocurrir. Por su parte, Europa continuará negociando de forma lenta pero segura su unificación fiscal y bancaria, poniendo presión para que España, Francia, Grecia e Italia den cumplimiento a las metas macroeconómicas acordadas. Japón estableció un aumento al impuesto al valor agregado (IVA) a partir de abril (desde 5% a 8%). No obstante, cualquier impacto económico adverso será contrarrestado por sus autoridades monetarias.
EN EL PLANO económico, tendremos un mundo tripartito. Lo más probable es que los bancos centrales de EEUU, Europa y Japón continuarán inyectando liquidez para contrarrestar las presiones «des–inflacionarias» que han registrado sus economías, buscando llevar sus tasas de inflación, actualmente todas por debajo de 1% respectivamente, hacia 2%. Por su parte, algunas economías emergentes, como Chile, México y Perú, continuarán contrarrestando la desaceleración en su demanda interna y su menor competitividad exportadora con menores tasas de política monetaria. Mientras tanto, las autoridades monetarias de Brasil, China e India buscarán contener sus presiones inflacionarias y controlar sus paridades cambiarias subiendo sus tasas de instancia monetaria.
En el mundo financiero, la banca estadounidense continuará pagando multas extraordinarias producto de la crisis del año 2008 y desplegará iniciativas, como la venta de sus plataformas de commodities, para reducir su riesgo operacional. La banca europea publicará el análisis de sus carteras crediticias bajo un mismo esquema y un solo ente regulador, buscando con ello transparentar la salud e interdependencia de su sistema financiero. Puede que el principal riesgo emane de Japón y China, cuyos sistemas bancarios podrían estar plagados con deuda inerte, llevándolo eventualmente a transparentar sus libros.
En términos de los flujos de inversión, a partir de mediados del mes de octubre, y por primera vez en la postcrisis, podemos concluir que la rotación en las carteras, pasando desde renta fija hacia renta variable, se ha hecho realidad. Ello luego de que los inversionistas retail comprasen US$40 mil millones en renta variable en solo un par de semanas, acumulando compras netas en el año del orden de US$140 mil millones. Por su parte, desde mediados de año la venta neta en renta fija suma US$144 mil millones. Esto hace concluir que en el año 2014 la estructura de tasas continuará su senda alcista, llevándola, a medida que mejora la economía estadunidense y la Fed recorta su programa de liquidez, hacia una tasa soberana a diez años por encima del 3%.
En conclusión, es posible, dado el menor riesgo político percibido, el incesante apoyo a la economía mundial de las autoridades monetarias, la menor volatilidad bursátil y una mayor predisposición a invertir en renta variable, poner en nuestra mira de atención al S&P 500 @ 2.000 puntos en los próximos 12 meses.
Fuente : Pulso