El Caso Johnsons
Al conocerse el dictamen de la Contraloría que exime de cargos al Director del SII, la oposición no se ha resignado a perder un proyectil que creyó seguro y se ha lanzado a judicializar el caso contra Julio Pereira.
Esta situación tiene al menos dos aristas. La primera es que el director hizo años atrás, un trabajo para Cencosud, que compró finalmente la multitienda. Esto supone, según la oposición, un conflicto de interés insubsanable. Sin embargo, se puede argumentar también que él no hizo votos matrimoniales con Cencosud, ni le prometió fidelidad eterna. Trabajó, le pagaron y punto.
De otro lado, no hace falta haber trabajado para la empresa para ceder a la tentación de beneficiarla. Hoy día, uno se presenta solo y queda tan amigo de otro con igual o mayor facilidad que amigos de toda la oída, incluso familiares. Depende de los ‘incentivos y de la estatura ética y moral de cada cual, haya tenido o no vínculos en el pasado. Por otra parte, que le esté arrendando un terreno a Cencosud, no implica servilismo alguno. En caso de fallar en contra y de recibir la »represalia’ de Cencosud con una rescisión del contrato, le podría arrendar el terreno a Walmart, Falabella o ven–dedo a una inmobiliaria, que lloran por terrenos. Por consiguiente, esto tampoco implica falta de independencia.
En segundo lugar, es de público conocimiento que las multas e intereses penales por no pago de impuestos son kafkianos. De no mediar estas condonaciones, no entraría ni un peso a Tesoreria. Pero como en Chile todavía somos infantiles, se pretende amenazar con ‘una pena de muerte’ para asustar a los contribuyentes y disuadirlos de que falten a sus obligaciones. No se piensa que abultar artificialmente lo que realmente se debe, hace mucho más daño que no hacerlo. Y además, aparecer en Dicom y sufrir las interdicciones en que derivan los incumplimientos con el fisco, es suficiente para asustar a cualquiera.
Fuente : Estrategia