Un antes y un después en los criterios con que se se eligen y remuneran los directores de sociedades anónimas, la forma en que se enfrenta el cargo y los resguardos que se toman en su ejercicio marcará el emblemático descalabro de La Polar, según algunos de los que desempeñan este rol.

La magnitud del remezón, dicen, dependerá de las eventuales sanciones legales y pecuniarias que apliquen los tribunales y el regulador. Pero de todas maneras creen que cambiará la disposición a aceptar esta «pega». Porque quienes van a «calentar el asiento» por la dieta, se sentirán conminados por sus propios pares a ser más acuciosos en su desempeño.

Juan Antonio Guzmán, quien participa en varias mesas directivas, plantea que hay que partir de la base de que las personas que asumen cargos directivos conocen sus responsabilidades y mayoritariamente las cumplen a cabalidad: «Si alguien no lo está haciendo, va a darle una segunda vuelta a su situación».

De partida, como dice el actual director de empresas y ex superintendente de Valores Alejandro Ferreiro, dado que en esta coyuntura existe una alta probabilidad de que las sanciones se apliquen con rigor, muchos van a preocuparse más de las cláusulas de los seguros de responsabilidad civil que contratan.

El abogado y director José Manuel Vial admite que la toma de seguros ha venido aumentando, pero advierte que hay que tener claro qué es lo que aseguran las compañías de seguros, porque en general, son las defensas y no el pago de eventuales multas (ver recuadro).

También dicen que es un hecho que serán más proactivos para asegurarse de recibir la información requerida para cumplir su papel. Mario Valcarce, ex presidente de Endesa y actual director de Transelec, asevera que los directores saben que por definición conforman el órgano de administración superior: «Lo más importante es generar un ambiente de control. Para eso se requiere destinar tiempo suficiente a este rol».

Ahora tomarán más resguardos para que el control interno sea realmente ejercido, lo que aparte de reunirse con los auditores requiere entrevistarse con los contralores internos, con el departamento de control de gestión y con los ejecutivos. En general, predomina la opinión de que la figura del Comité de Directores ha contribuido a esto.

El costo de la calidad

Dado lo anterior, la tendencia a la profesionalización debiera acentuarse. A esto han contribuido las AFP, con el registro de directores y el uso de head hunters.

Según Seminarium, que ha participado en estos procesos de selección, en general, el perfil de los elegidos por los inversionistas institucionales son ex gerentes generales o principales ejecutivos de organizaciones complejas, que saben dónde se gana y se pierde la plata. Dice que los candidatos que reúnen las condiciones no son muchos.

Eso sí, hay consenso en que mayores responsabilidades, dedicación y profesionalización no serán gratis: «Debieran mejorar las remuneraciones. Porque lo que no puede pasar es que los buenos directores se vayan y nos quedemos con los malos», advierte Ferreiro.

Un estudio que realiza Seminarium ha detectado que muchas compañías pagan en torno a $ 800.000 o un millón de pesos bruto al mes y 30% más a los miembros del comité de directores. Monto considerado poco atractivo para el perfil requerido.

Quienes están ocupando sillas en varias empresas debieran empezar a dejar algunas y a seleccionar aquellas de los rubros en que tienen mayores competencias. «Nos obligará a ser más selectivos y cuidadosos en la calidad y cantidad de directorios que podemos ejercer», dice Valcarce.

Otro director consultado estimó en off que una persona no puede estar en más de cuatro directorios full time.

El tiempo que se dedica a los directorios depende del tipo de industria, del conocimiento y expertise que se tenga en ellos. En general, las reuniones mensuales duran entre tres y cinco horas. Además, normalmente hay una o dos reuniones adicionales en el mes si se pertenece a algún comité.

Fuente : La Tercera