Corporaciones aplazan pagos y afectan a proveedores
¿No sería agradable tener 120 días para pagarle a sus acreedores?
Al adoptar una táctica ampliamente usada por 3G Capital, el grupo brasileño de inversión privada detrás de la reciente fusión de Heinz y Kraft Foods, un creciente número de las compañías de alimentos y bienes empaquetados del mundo ahora pide a sus proveedores que les den hasta cuatro meses para pagar sus facturas –aún cuando ellos por lo general exigen a sus propios clientes que paguen en 30 días.
La práctica a menudo es devastador para los proveedores, particularmente los negocios más pequeños que cuentan con poco colchón.
En el pasado, los términos de pago extendidos con frecuencia eran señal de que una compañía experimentaba problemas preocupantes de flujo de efectivo, pero hoy compañías grandes y sólidas imponen nuevas agendas de pago a sus proveedores como estrategia de negocios, dicen los analistas.
Diageo, la compañía europea de bebidas alcohólicas, ahora pide 90 días para liquidar sus facturas. Mondelez, Mars y Kellog buscan 120 días. La lista de compañías que hacen lo mismo parece una versión de quién es quién de supermercados –Church & Dwight, Procter & Gamble y Heinz son algunas de las que quieren plazos más generosos de pago, dijeron los proveedores.
La mayoría intenta maximizar el uso de su capital, dicen banqueros que trabajan con finanzas de cadenas de suministro. Al aplazar tres o cuatro meses el pago a sus proveedores, las compañías cuentan con más efectivo para un sinnúmero de proyectos.
«Ampliar nuestros plazos de pago nos permite alinearnos mejor con las prácticas de la industria y asegura que compitamos en igualdad de condiciones, mientras mejoramos simultáneamente la transparencia y previsibilidad de los procesos de pagos», escribió en un correo electrónico Valerie Moens, vocera de Mondelez, fabricante de los chocolates Cadbury, las galletas Honey Maid y otras marcas.
Kris Charles, vocera de Kellogg, escribió que la compañía inició un nuevo programa de financiamiento para las cadenas de suministro el año pasado, al aplazar los pagos 120 días. «Le da a Kellogg y a nuestros proveedores más flexibilidad para administrar nuestros negocios de forma eficaz a través de un mejor manejo de flujo de efectivo», dijo.
Las compañías no permitieron que ejecutivos hablaran sobre el asunto, al enviar en lugar de ello breves comunicados. Y la mayoría de los proveedores comentó al respecto sólo de forma anónima, una ilustración del desequilibrio de poder frente a sus grandes clientes.
En Gran Bretaña, la Asociación de Agencias de Marketing hizo un llamado para que sus agencias publicitarias miembro se declararan en «huelga» en abril contra el coloso cervecero Anheuser–Busch InBev, después de que la compañía comenzó a buscar nuevos términos de pago. Estos incluían aceptar un periodo de pago mayor a 120 días y una solicitud de trabajo gratuito.
Martin Sorrell, director ejecutivo de WPP Group, un gigante de la publicidad, ha advertido que dichas prácticas podrían convertir a los proveedores en prestamistas. «No creo que nuestro propósito sea la banca –no somos un banco– ni ampliar los plazos de pago ni aceptar ofrecer términos de pago en condiciones de bajo interés», dijo a la publicación Advertising Age.
A Stephen Brock le sorprende que no se diera la revuelta contra Anheuser–Busch I nBev antes. Brock, propietario de Supplied Industrial Solutions, en Granite City, Illinois, ha suministrado válvulas, instrumentos de procesamiento y sistemas mecánicos a Anheuser–Busch.
El gigante de las cervezas representaba alrededor del 5 por ciento de las ventas de Brock. A final de cuentas concluyó que le iría mejor si dejaba de hacer negocios con la empresa en lugar de esperar cuatro meses para que le pagaran.
Aún realiza una pequeña cantidad de negocios con A n heuser–Busch InBev. La compañía le paga usando una tarjeta de crédito.
El mes pasado, Diageo, propietaria de Johnnie Walker, Tanqueray y otras marcas de licores, tuvo que dar marcha atrás en Gran Bretaña después de que el Forum of Private Business, una organización que representa a la pequeña y mediana empresa, cuestionó la práctica.
Irit Tamir, del programa Oxfam America, que trata de asegurar que grandes compañías globales no se aprovechen de los pequeños agricultores y proveedores del mundo en desarrollo, dijo estar preocupada.
«Estas cosas suelen filtrarse hacia abajo por la cadena de suministro y sabemos que los pequeños agricultores que producen aceite de palma, café, cacao y las otras materias básicas que esas compañías necesitan, ya enfrentan una cantidad excesiva de riesgo en sus vidas», dijo.
Fuente : La Segunda