ACTUALMENTE enfrentamos el desafío de llegar al desarrollo en el menor tiempo posible, resguardando los factores de competitividad (económicos), ambientales y sociales. Por qué no pensar en un Chile que marque la pauta a nivel mundial, como un país emergente que tiene las condiciones de crecer en forma acelerada, pero de manera sustentable. Esto podría estar alineado con la aspiración de convertirnos en un polo regional de emprendimiento e innovación, que repercute en la mayor atracción de empresas internacionales, talento emprendedor, fondos de inversión extranjeros, centros tecnológicos, etc.

En Fundación Chile estamos abocados a realizar proyectos de alto impacto que cambien las reglas del juego, que resuelvan problemáticas de alta complejidad y que se transformen en referentes, con el único propósito de contribuir a la competitividad del país y, por ende, al bienestar de su sociedad.

La única forma de desarrollar estos proyectos es mediante la participación de diversos actores que componen el ecosistema, donde cada uno de ellos cumple un rol fundamental para que estas propuestas de valor se puedan materializar en el mercado. Hoy Chile cuenta con un ecosistema de innovación más completo, con más actores y más recursos, tanto financieros como humanos, que han llevado a la Fundación Chile a privilegiar y transitar hacia un modelo más de conector y articulador. Es impensado abordar los desafíos y problemáticas que nos presenta el futuro a través de un modelo integrado verticalmente porque en la actualidad el mundo opera y se comunica por medio de un modelo absolutamente abierto, dinámico y conectado.

Bajo este esquema, existe una iniciativa que representa todos los elementos antes mencionados. En otras palabras, apunta a la mayor competitividad de las empresas (grandes, medianas y pequeñas), aborda su crecimiento en forma sustentable, involucra a todos los actores claves de la cadena de valor, definitivamente es de un muy alto impacto, cambia las reglas del juego, es referente y apunta a resolver una temática compleja, que sólo se soluciona por medio de la innovación abierta y el emprendimiento.

El Consorcio por la Sustentabilidad, que nace en EE.UU., mediante una iniciativa de Walmart, está compuesto hoy por más de 80 empresas, universidades, ONGs, y organismos de gobierno, dentro de las que destacan empresas como Basf, Bayer, Coca–Cola, Colgate–Palmolive, Dell, Henkel, Kellog´s, L´Oreal, Panasonic, PepsiCo, P&G, Samsung, Unilever, 3M, HP, LG, y McDonald´s, Departamento de Medio Ambiente, Alimentos y Asuntos Rurales de Inglaterra, y la WorldWildlife. El principal propósito es hacer un sistema de medición y reporte de sustentabilidad que permita a las empresas tomar decisiones más informadas, basadas en un enfoque de ciclo de vida del producto, para mejorar y optimizar sus procesos productivos, y reducir de manera efectiva su impacto ambiental y social.

En Chile, se tiene la aspiración de convertirse en el hub regional de esta iniciativa, adaptando por supuesto el índice y parte de la metodología a nuestra realidad local. Para eso se creó el Consorcio por la Sustentabilidad, donde ya hoy existen algunos pilotos en curso, con algunas empresas, donde además se cuenta con la colaboración del Consejo de Producción Limpia, el apoyo de WWF, Walmart, Pro–Chile, Ministerio de Agricultura, Idiem, WWF, Pepsico, Poch, AVS Chile, Molino Rahue, Ministerio de Medio Ambiente, Salmon Chile, Vinos de CHile y Asoex, entre otros.

Sin duda, este es un muy buen piloto del tipo de iniciativas que apuntan al crecimiento y la competitividad, pero de forma sustentable. Con ello se piensa en la transformación de una red de cientos de miles de empresas y proveedores, no sólo para ser más eficientes, sino para abordar los desafíos de subsistencia que tenemos a futuro como sociedad.

Fuente : Pulso