Cambio tecnológico que favorece el dinamismo económico
A tres años de que el sistema de factura electrónica en Chile sea obligatorio para todas las empresas, más del 51% del total de facturas emitidas en el país se hace bajo este sistema, según datos del Servicio de Impuestos Internos, al 2 de enero de 2014. En tanto, a diciembre de 2013, más de 80.000 compañías habían migrado hacia esta tecnología, y casi 70% lo realizó mediante el software provisto por el SII.
«El país ha sido un modelo regional», dice Miguel Varas, jefe de Recursos Técnicos del Departamento de Informática de la Universidad Técnica Federico Santa María, llegando incluso a casos de algunas compañías que «iniciaron el proceso de cambio antes de los plazos estipulados por la ley». A ello se suma que software para facturar electrónicamente desarrollados por empresas chilenas han sido exportados y comercializados en el continente, añade.
Además del software comercial, hay otro provisto por el SII, lo que junto con la información y las ventajas que los usuarios observan del sistema, ha ayudado a que su penetración sea favorable.
Otro aspecto es que Chile es un país muy tecnologizado en comparación con el resto de la región. Por ende, «la facturación electrónica permite obtener importantes mejoras en los procesos de negocios, pues se logran disminuir los costos asociados a los contribuyentes en el proceso de facturación, entregando como consecuencia facilidades en el desarrollo del comercio electrónico, facilitando a la vez la modernización fiscal del país e impulsar la agenda tecnológica de Chile», explica Alejandro Urzúa, economista UNAB.
Este éxito también obedece a un trabajo hecho desde 2003, a partir de una mesa de trabajo en la que se sentaron las bases para que este sistema funcionara. «Lo nuevo ahora es la obligatoriedad. Con esta decisión de la autoridad, se abren enormes perspectivas para el desarrollo del sistema y a las empresas que lo adopten, lo que permitirá importantes rebajas de costos y avanzar en virtualizar sus procesos administrativos, en ésta, la era del conocimiento y de las tecnologías de la información», sostiene Carlos Astudillo, gerente de Empresas de la Cámara de Comercio de Santiago.
¿Por qué cambiarse?
Las razones son simples. Principalmente, porque su uso fomenta y fortalece la seguridad y confiabilidad de una organización, en palabras de Astudillo. Ello se basa en que los documentos electrónicos están respaldados digitalmente con tecnología de firma electrónica, lo que evita el riesgo de pérdida. Por otra parte, no son adulterables, lo que reduce el riesgo de fraude.
«Las empresas que utilizan el sistema de facturación electrónica, entonces, son más seguras, y se vuelven atractivas para las entidades financieras, traduciendo esto en condiciones de financiamiento más competitivas, sobre todo a través de anticipo de cuentas por cobrar y e–factoring», analiza el gerente de Empresas de la CCS.
Los resultados obtenidos por el uso de la factura electrónica son positivos, puesto que su principal objetivo es lograr mayor dinamismo en la economía. Trae consigo beneficios como la optimización del proceso de facturación, una mayor liquidez, la optimización del proceso de recepción de pagos, y la mejoría en la calidad del servicio a clientes. «Todo ello se traduce en menores costos para las empresas que utilizan este tipo de tecnología. Situación similar a la que ha pasado en Estados Unidos, donde el uso de este tipo de tecnología aumentó la productividad en 8,2%, según un estudio del Institute of Management and Administration EE.UU.», comenta Alejandro Urzúa.
Algunos desafíos
Sin dudas, este es un tema de alto impacto para las empresas chilenas. «Si bien existe mucha ayuda por parte del SII para la implementación y un gran número de empresas validadas para ofrecer el servicio de venta e implementación del software apropiado, hay muchos cambios obligados que deberán hacer las pymes para homologar los sistemas legados con el nuevo sistema y sus funcionalidades», precisa Varas.
Esto hace necesario la capacitación del personal y lograr una «sintonía fina» con los trabajadores informáticos de las compañías, a juicio del jefe de la UTFSM.
Debido a que la recaudación en Chile viene siendo exitosa desde hace mucho tiempo, «el principal desafío para lograr una mayor penetración de este sistema, es mejorar la percepción que se tiene de su funcionamiento, más que las limitaciones técnicas que potencialmente las empresas pudiesen tener para su implementación», asegura el economista de la UNAB.
Por otra parte, «ahora que ya hay un calendario para adoptar el sistema de factura electrónica, quizás sea necesario avanzar con más fuerza en su difusión y eventualmente extender los periodos definidos para que las empresas, en particular las pymes tengan todas las facilidades para su implementación», considera Carlos Astudillo.
Mientras eso ocurre, las expectativas puestas en la obligatoriedad de este sistema son altas, ya que ello hará que «una serie de contribuyentes que eran escépticos a ella, al adoptarla, descubran sus facilidades y beneficios, y continúen profundizando procesos electrónicos en la administración de sus profesos documentales», agrega.
Fuente : La Tercera