Arauco mira opciones para expandirse a Colombia por incentivos de gobierno de Uribe
Varias veces ha tenido que viajar a Colombia, en el último tiempo, el gerente general de Arauco, Matías Domeyko. Es que el máximo ejecutivo del brazo forestal del grupo Angelini tiene en su agenda la misión de buscar alternativas de inversión en ese país, con la idea de replicar a largo plazo lo hecho en Chile, Argentina, Brasil y Uruguay: contar con masa forestal suficiente para industrializarla y, al cabo de los años, transformar el bosque en paneles, tableros, maderas aserradas y celulosa.
«Estamos viendo opciones en Colombia», confirma un alto ejecutivo del conglomerado. Y agrega: «Como la inversión forestal es de largo plazo, los análisis deben ser cuidadosos. Este es un país que presenta varias ventajas, como una mayor velocidad en el crecimiento de los bosques y una legislación que entrega beneficios a la inversión forestal», dice. Profesionales ligados al grupo agregan que el primer paso sería la compra de tierras para forestar, aprovechando los incentivos tributarios y de fomento que da la legislación colombiana.
En concreto, el conglomerado ya ha estado mirando opciones. De hecho, «ejecutivos de Arauco estuvieron el año pasado averiguando sobre terrenos en Orinoquía (en el este de Colombia)», revela el presidente de la Asociación Colombiana de Ingenieros Forestales, Alberto Leguizamo.
Un director de la compañía afirma que un factor que acelera la decisión –y le entrega mayor viabilidad– es el ingreso de Copec Combustibles a Colombia, a través de la compra de Terpel, una operación de US$ 265 millones que dejó al grupo Angelini con el 37% del mercado de combustibles local. «Efectivamente, ayuda a tomar la decisión», admite.
«Nos interesan los países donde existan posibilidades de inversión y Colombia ha mostrado un atractivo, en general, para las empresas chilenas», complementa un alto ejecutivo. Allí ya están Falabella–Sodimac, Parque Arauco y Cencosud, entre otras. Y en el sector forestal está la Compañía Agrícola de la Sierra –ligada a Italo Zunino (Maderas Cóndor), Alejandro Sáenz (Madesal) y Antonio Tuset–, que ha invertido hasta ahora US$ 40 millones en la zona de Antioquía.
Arauco ya tiene oficina comercial en Colombia, desde febrero de 2008. Desde allí vende madera aserrada y tableros que lleva mayoritariamente de Chile (90%). Es un negocio que tiene contento al grupo, porque crece a tasas de 50% anual y en dos años ha logrado el 13% del mercado.
La compañía es una de las mayores forestales del mundo, con ventas que en 2009 llegaron a US$ 3.113 millones y ganancias por US$ 300 millones en ese lapso. Hoy es la segunda productora mundial de celulosa detrás de Fibria –resultado de la fusión de las brasileñas Aracruz y Votorantim– y está entre las 10 primeras firmas en madera aserrada.
Ventajas de Colombia
Si bien en Colombia hay unas cinco millones de hectáreas potenciales para cultivos forestales comerciales, hoy sólo existen unas 200 mil hectáreas plantadas de bosques. Una diferencia sustancial con Chile, donde hay 2,3 millones de hectáreas en plantaciones silvícolas. Nuestro potencial de crecimiento, sin embargo, es acotado. En Colombia, el peso de la actividad forestal es bajo: representa menos de medio punto del PIB, mientras que en Chile la actividad aporta el 3,1% del PIB, según Corma.
Por su impacto en las áreas rurales y como una manera de fomentar la economía de esas áreas, el saliente gobierno de Alvaro Uribe ha creado programas de fomento para la inversión silvícola, actividad que se ha vuelto más atractiva, al disminuir las áreas controladas por la guerrilla. «Hoy las zonas con potencial forestal en Colombia, en especial Antioquía y Orinoquía, que no tienen guerrilla», según Leguizamo. Otra zona de potencial es Córdoba, añade Felipe Castro, consultor del Ministerio de Agricultura de Colombia. Debido a las políticas de fomento, la actividad forestal ha ido creciendo y, en la actualidad, 20 de los 32 departamentos en que está dividida la república colombiana tiene alguna actividad forestal comercial, agrega Castro.
Aunque la ley de fomento forestal data de 1995, en 2002, tras asumir Uribe, se reformó para incentivar aún más la inversión y se han ido elevando los beneficios. ¿Qué ventajas hay? El estatuto tributario considera descuentos en impuestos para las inversiones forestales. Además, existen incentivos directos, explica Felipe Castro. El instrumento más usado es el «certificado de incentivo forestal», contrato a cinco años que bonifica la plantación y luego la mantención de los bosques. Puede llegar a cubrir entre el 50% (para especies introducidas) y 75% de los costos de forestar (para bosques nativos), y la mitad de los gastos de mantención. Antes estos contratos los administraba cada provincia, pero ahora dependen del gobierno central.
Otra ventaja es el mayor crecimiento de algunas especies. Además de pino y eucaliptos, los bosques más prolíficos son la Tectona grandis o teca, muy usada en muebles; y el acacio, que alcanza los 25 metros en menos de 10 años. Según Aldo Cerda, gerente forestal de Fundación Chile, el crecimiento de coníferas en Chile puede llegar hasta 22 metros cúbicos por hectárea al año, mientras en Colombia llega a 25 metros cúbicos.
Fuente : La Tercera