A pesar de no tener una larga tradición al hablar de aceites de oliva, como sí es el caso de países como Italia o España, podríamos decir que Chile ha sido un alumno bien mateo logrando en un par de décadas dar pasos agigantados en la categoría, llegando incluso a convertirse en uno de los primeros de la clase. Múltiples premios internacionales y, lo que es más importante aún, las preferencias del consumidor, son pruebas contundentes de que el aceite de oliva «Made In Chile» es de gran nivel.

De acuerdo a las cifras que manejan en la Asociación de Productores de Aceite de Oliva, Chile Oliva, del total del consumo de este producto durante el 2013 un 86% correspondió a variedades nacionales y solo un 14% a importados. Rodrigo Abatte, director comercial de Las 200, comenta que «aproximadamente desde el 2006 los aceites de oliva europeos han ido perdiendo participación de mercado consistentemente, hoy quedan un par de marcas y con un muy bajo market share. La principal razón de este cambio fue la alta calidad de los aceites chilenos, el aumento de la producción nacional y –a consecuencia de esto–, la baja en precios».

Para Verónica Barros, gerenta comercial de Las Piedras, «la gente está hoy bien informada y sabe que la calidad de los productos nacionales es buenísima y generalmente bastante mejor que los importados. Además, nuestra industria es nueva y contamos con las últimas tecnologías para hacer un buen aceite. El terroir y clima mediterráneo también nos acompañan para ofrecer al mercado un muy buen aceite de oliva extra virgen».

En la misma línea argumenta Catherine Wevar, europe export manager Terramater S.A., al decir que «el consumidor ha aprendido que Chile tiene un excelente clima y tierra para la producción y ha visto además como varios aceites de oliva chilenos han sido reconocidos en el extranjero por su calidad. Eso ha ayudado mucho a su valoración».

Si bien todavía estamos hablando de una categoría que es de nicho, con un per capita reducido en relación a los grandes mercados –aproximadamente 500 gramos al año frente a los cerca de 12 kilos en España o Italia–, en los últimos años ha ido avanzando para posicionarse en los hogares del país. La ejecutiva de Las Piedras comenta sobre este punto que el consumo per capita se ha incrementado en un 11 % anual, «principalmente debido al incremento de la producción nacional y también al mayor conocimiento que hay sobre sus beneficios a la salud y sus características organolépticas».

Rodrigo Abatte hace notar que nuestro mercado ha estado creciendo constantemente en los últimos años, en especial desde que Chile comenzó a aumentar su producción, hace más de ocho años. «Por ejemplo si bien el formato de 500 ml. sigue siendo el más vendido, el que le sigue hoy es el de un litro, superando al formato 250 ml. Esa es una señal clara del aumento en el consumo del país».

Catherine Wevar agrega a estos argumentos otros de gran relevancia. «Por un lado, existe la tendencia hacia una alimentación más saludable, donde cabe por ejemplo la dieta mediterránea y ahí el aceite de oliva es parte fundamental. Por otro lado, hay un incremento en la oferta de marcas chilenas en supermercados. Un estudio de la universidad del Maule muestra que el consumo interno aumentó en un 67% en los últimos diez años».

–¿Qué tipo de estrategias creen que es posible llevar a cabo para pasar de un producto de nicho a uno de consumo masivo?

–Creo que aún falta más información sobre los beneficios del aceite de oliva, debemos enseñar más sobre su uso.

La gerenta comercial de Las Piedras apunta a la educación al consumidor como uno de los principales ejes. «Por ejemplo, hacer degustaciones y catas para que la gente conozca las diferencias entre una variedad de aceituna y otra, que aprenda a reconocer un producto de buena calidad y que haga bien a la salud, porque no cualquier aceite de oliva aporta al organismo. Ahora existen las redes sociales, que ayudan mucho a difundir y ahondar en estos temas. También es de gran ayuda el desarrollo de packs, de formatos para regalo».
Sabores suaves

En el mercado no solo es posible encontrar hoy una gran cantidad de marcas sino también una amplia oferta de variedades de aceites de oliva, cuyos aromas y sabores son muy diferentes. ¿Cuáles son los preferidos por el consumidor? Rodrigo Abatte, de Las 200, afirma que los gustos se inclinan hacia los más suaves. «Es por eso que la mayoría de los aceites que encontramos en el mercado tienen un porcentaje alto de Arbequina, una de las variedades de olivas más suaves. En el caso de Las 200, marca que apunta a un segmento más alto, la variedad más demandada es Picual, que es más intensa y con un mayor nivel de amargor y picor».

Para Verónica Barros, «al hablar de las personas que recién están recién comenzando con el aceite de oliva, lo común es que parta por uno de intensidad suave a media, como el Arbequina o blend, y a medida que va familiarizándose con los sabores y aromas, tiende a preferir los más intensos como el Frantoio o Picual. Ahora, yo diría que la mayor demanda es por arbequina».

–A propósito de esto, ¿cuántas variedades tienen ustedes en el mercado y qué los diferencia de los otros actores?

–Precisamente Arbequina, Picual y Frantoio. En cuanto a las diferencias, una de ellas es que hacemos una cosecha manual y temprana, lo que hace que nuestro aceite sea muy fresco ya que la aceituna está en su punto justo de maduración. También somos uno de los pocos que ofrecemos aceite sin filtrar en Chile, lo que ayuda a mantener las características organolépticas intactas del zumo de aceituna. Nosotros ofrecemos tres variedades distintas de oliva y además un blend, cuando generalmente el mercado ofrece solo un aceite de oliva, sin indicar la variedad en la botella, que se vende como genérico y que normalmente es un blend.

Las 200 cuenta, en tanto, con tres tipos de aceite en su línea Premium: uno intenso, otro de intensidad media –hecho con un blend de Arbequina y Picual– y una suave exclusivamente con Arbequina. Sobre sus elementos diferenciadores, Rodrigo Abatte explica que uno de ellos fue poner sus ojos en el mercado infantil, «donde es clave incentivarlos a comer sano. Por eso, hace más de dos años lanzamos Las 200 Kids, el primer aceite de oliva de Chile enfocado en los menores, con una recepción excelente. Otro punto importante se relaciona con los formatos, ya que lanzamos uno pequeño de 15 ml., tanto con aceite de oliva como un mix con aceto balsámico, que ha funcionado muy bien en hoteles, clínicas y para los almuerzos de oficina y los niños que lo llevan para su almuerzos en colegios».

En Terramater S.A., Catherine Wevar detalla que cuentan con variedades de origen italiano con grandes características organolépticas, como Nocelara del Belice, Biancolilla y Frantoio entre otras. «Por otra parte, tenemos una variedad a la que llamamos Racimo –pero que no está tipificada–, que nos da el mejor aceite de oliva que tenemos, Petralia. Ha sido reconocido permanentemente en Italia, en la guía «flos Olei», con el puntaje más alto y ha sido además ganador tres veces del «Sol D´Oro en Italia».

–En muchas categorías de productos el consumidor está pidiendo innovaciones. ¿Por dónde podrían venir las novedades al hablar del aceite de oliva?

–Hay algunas que ya se han hecho, como por ejemplo nuevas variedades, empaques y mezclas. Creemos que el aceite de oliva puro y de alta calidad es más reconocido y tiene más oportunidades de crecimiento. Quizás se debiera dar aquí más enfoque en lo saludable de este producto, poder comunicar mejor dichas cosas para lograr un aumento en su consumo.

Fuente : Las Últimas Noticias