La ley anticopete que nos embarró el happy hour
U n almuerzo sin pisco sour o una cena sin una copa de vino es como la Selección chilena sin Bielsa: triste, triste, pero habrá que acostumbrarse. Desde hoy, todo aquel que no se baja del auto debería optar por la brutal ley seca, porque un aperitivo lo puede dejar listo para la capacha de acuerdo a la flamante «Ley tolerancia cero de alcohol y conducción». Como dato, un pisco sour lo deja, según la legislación, en estado de ebriedad, y arriesga una visita a la comisaría y suspensión de licencia por dos años. O sea, de happy hour ni hablar. Ojo, que la norma ya prohibía tomar y manejar, sea cuanto sea lo brindado. Lo que sube es la sanción.
En el restorán Los Buenos Muchachos ya dan la opción a los clientes que están medio entonados para que dejen el auto en su estacionamiento, sin cobro adicional. También debutará un servicio de radiotaxis para acomodarse a la nueva situación, que según algunos no distingue entre justos y pecadores, entre aquel que toma una copa de vino diaria para el corazón y el chofer que no sabe ni cómo se subió al auto y que termina dañando a otros.
«¿Cómo va a ser posible que usted no se pueda tomar una copa de vino? Chile es productor de vino… ¡curioso, raro!», opina Santiago Bengolea, ex corredor de autos de carrera y dueño de Service Driver, que ofrece conductores para ir a matrimonios. La ley podría favorecer su negocio, pero él, en cambio, alega que «a la gente curada como sapo los liquido, porque son peligro público, pero es parte del turismo que la gente pruebe un pisco sour… y si se toma un pisco sour va presa. Quiero ser idiota de transparente, pero es una exageración».
El senador Juan Antonio Coloma es uno de los que no aprobó la moción. «Da la sensación de que Chile se ha transformado en el paraíso de las prohibiciones. Nos acercamos a vivir la lógica del gran hermano orwelliano», reflexiona. Partidario de la iniciativa, el diputado Gustavo Hasbún cree que «efectivamente es una norma muy talibán, pero cada vez que conducimos, aunque sea con un poquito de copete, estamos siendo irresponsables».
El sociólogo Víctor Allan no está de acuerdo con el enfoque punitivo: «Es un síntoma de que los grupos gobernantes están perdiendo el control. Pierden la capacidad de hacer las distinciones necesarias para comprender un fenómeno social, entonces tienden a simplificarlo, reducirlo y satanizarlo».
Fuente : Las Últimas Noticias