«Integrar La Polar con SMU puede ser beneficioso para todos, pero es muy prematuro proyectarlo»
Todo el enorme esfuerzo que ha significado construir esto, no puede venirse al suelo por un hecho grave, donde se han detectado irregularidades que han perjudicado a trabajadores, proveedores, clientes y acreedores.
–¿Por qué hoy es atractiva La Polar para usted? –Tiene interés en sí misma como empresa, pero ese interés es mayor para Corpgroup porque creo que tenemos fortalezas con las que podemos contribuir, desde la posición de accionistas, a revertir la delicada situación por la que hoy atraviesa y reposicionarla con fuerza en la industria del retail, para que resurja como un actor relevante.
Nosotros hemos procurado ser muy responsables y prudentes en nuestras políticas de la expansión del crédito y la experiencia nos ha demostrado que es fundamental mantener un equilibrio entre esa expansión y el seguimiento de la capacidad de pago de las personas.
–¿Cuándo se podría definir un pacto controlador de La Polar, que incluya a Corpgroup y a los fondos que representa Celfin? Nuestro mandato a Celfin fue muy claro, preciso y acotado: organizar la adquisición de títulos que nos permitiera tener una posición accionaria relevante en La Polar, y apoyar desde la calidad de accionistas la generación de un directorio de excelencia. No existe ni se ha conversado la posibilidad de suscribir un pacto controlador, como tampoco de acuerdos de actuación conjunta con otros accionistas.
Vamos a seguir con atención el proceso que viene y es evidente que estaremos atentos a los escenarios que se presenten en el futuro. Creo que hay mucho trabajo para alcanzar el primer objetivo y lo demás sólo se podrá empezar a visualizar cuando se vaya aclarando el panorama.
–¿Qué porcentaje de la propiedad quiere llegar a tener? –En esto resulta esencial que se vaya conociendo toda la información sobre las operaciones de la empresa, la que todavía es muy confusa y no permite evaluar pasos adicionales. Más adelante consideraremos si existen las condiciones para adquirir una participación accionaria mayor. Lo importante es que esa mayor participación tenga un sentido y eso está íntimamente ligado al posicionamiento de la compañía y a la recuperación de la confianza de los clientes y acreedores. Queremos ser parte de la solución y no de los problemas de La Polar.
–¿Cuánto invirtió Corpgroup en el 10% de La Polar? Y ¿en cuánto tiempo lo concretó? –En términos gruesos, hemos invertido del orden de los US$ 50 millones. Las compras comenzaron hace aproximadamente dos semanas.
–¿Ya tomaron contacto con César Barros? –Yo no he tomado contacto con César Barros, porque me parece importante mantener desde un principio una sana separación de las cosas.
La tarea ahora es que la junta de accionistas elija un directorio compuesto por integrantes de alto prestigio, que recuperen la credibilidad en la administración, que tengan experiencia en materia financiera y comercial, y que, por supuesto, estén dispuestos a enfrentar un proceso que sabemos no va a ser fácil. Conformado ese directorio, tendrá un rol fundamental en la selección y nominación de un equipo gerencial consistente con ese objetivo.
–La Polar es una empresa con un alto nivel de pasivos, donde los bancos están expectantes y quieren poner un veedor en la compañía, ¿tomará contacto con ellos? –Comparto que estén «preocupados» más que «expectantes». Y es la misma preocupación que deben tener los accionistas –para qué decir las AFP–, los clientes, proveedores y los trabajadores.
La nueva administración y el directorio de La Polar van a tener que presentar en el corto plazo un plan para superar la crisis, y también los lineamientos del proyecto para una nueva etapa donde La Polar comience a proyectar su desarrollo y busque generar beneficios en forma sustentable.
En el caso de los bancos, quien debe tomar contacto con ellos es la nueva administración y el directorio. En todo caso, resulta gratificante recibir llamados de muchas personas y escuchar declaraciones de personeros importantes del sector que expresan su satisfacción y tranquilidad por nuestro ingreso como accionistas. Lo anterior lo hemos interpretado como una buena señal que aporta tranquilidad.
–Desde su mirada de banquero y accionista de La Polar, ¿cómo se salva a una empresa como ésta? –Por la información que hemos conocido, la que le repito es aún confusa e insuficiente, los problemas más graves de La Polar son de dos tipos: uno estructural respecto a la forma como enfrentó el negocio del crédito y otro corporativo sobre la forma como se llevaba a cabo la administración.
Creo que respecto al negocio del crédito, La Polar vivió este último tiempo en base a una estrategia que consistía en expandir el crédito en forma indiscriminada, sin atender suficientemente a la capacidad de pago de las personas o a su riesgo.
Esta expansión derivó en elevadas tasas de interés y en las denominadas «repactaciones» unilaterales. Hay aquí un problema grave, porque este proceso lleva a un círculo vicioso, donde los créditos otorgados a deudores con riesgo excesivo son cubiertos con altas tasas de interés que imponen una carga desmesurada a los demás deudores que, a tasas razonables, pagarían normalmente, pero que a este costo se transforman en malos deudores. Esto deterioró la cartera y generó una situación inviable.
El otro problema fue que hubo un sistema que permitió que se afectaran gravemente los derechos de los consumidores y las leyes sobre la información que se debe proporcionar al mercado. No sabemos todavía hasta qué nivel llegaban las malas prácticas y será tarea de los fiscalizadores y la Justicia aclarar este y otros aspectos y hacer efectiva las responsabilidades.
–¿Cómo se soluciona la crisis de La Polar? –No existen soluciones mágicas, sólo aproximaciones que podremos confirmar cuando dispongamos de todos los antecedentes. En todo caso veo necesario transitar por varias etapas: la primera, como le he dicho, es un cambio de administración y de directorio que permita generar confianza y credibilidad en la empresa. La segunda, es proponer en el corto plazo un plan para enfrentar la crisis y lograr el apoyo y concurso de todos los involucrados. Todo esto resulta fundamental a la hora de atraer los aportes de capital que pueda requerir la empresa. Y la tercera, es un plan de desarrollo que considere un modelo de crédito sustentable, que le permita utilizar adecuadamente su base de clientes para lograr beneficios en forma estable. Nada será fácil, pero estoy seguro que si todos los involucrados actuamos con la misma disposición será posible.
–¿Cuáles son las sinergias que se logran con las otras inversiones en retail del grupo? –En nuestro grupo hemos adquirido durante los últimos años una experiencia valiosa en llevar adelante procesos de reorganización de compañías presentes en el sector del retail, que nos ha permitido generar valor con la incorporación de equipos de profesionales con alto grado de preparación y experiencia en la industria.
Hoy, tras sólo tres años de trabajo estamos comenzando a percibir los frutos en SMU. Trabajamos con mucho profesionalismo, humildad y perseverancia cuando muchos nos decían que teníamos que partir por cambiar el nombre de Unimarc porque era imposible que esa marca pudiera recuperar su valor. Hoy, su nombre es un activo valioso. Espero que en algún tiempo más la marca de La Polar que hoy para muchos puede ser sinónimo de abuso y falta de transparencia, se constituya en una marca reconocida.
–¿Cuánto valor le puede aportar a SMU tener un retail integrado con La Polar? –Puede aportar mucho valor si en conjunto somos capaces de replicar otros proyectos exitosos que hemos liderado, pero dependemos de muchos factores, muchos de los cuales probablemente aún no conocemos.
Le doy un ejemplo del valor que se puede agregar. Nosotros hemos seguido de cerca la evolución del crédito del retail y hemos establecido criterios muy estrictos en la materia. Nadie sabe que hace más de un año y medio creamos una sociedad filial sujeta a la supervisión de la SBIF para la administración de la tarjeta de crédito de Unimarc, de manera que ese giro quedara sujeto a las normas más exigentes de las tarjetas abiertas, porque nos parece que debe existir en esta materia una fiscalización estricta y transparente.
Sobre la posibilidad de integrar La Polar con SMU me parece que puede ser interesante y beneficioso para todos, pero es muy prematuro proyectarse a ese nivel en un escenario tan complejo como el actual. Cada cosa a su tiempo.
–Las AFP pusieron varias condiciones para que se materialice el aumento de capital, una de ellas es congelar los planes de expansión y crecimiento de la firma. Con La Polar como está, con sólo una apertura en Colombia, ¿le parece bien? –La decisión de «un, dos, tres, momia es» de las AFP me pareció oportuna y apropiada. Creo que en el orden de las preocupaciones que se debe tener hoy, el primer lugar lo tienen los trabajadores. A ellos hay que darles tranquilidad. En segundo lugar, es prioritario cuidar las inversiones de los fondos de pensiones en La Polar. Esa es una obligación privativa de las administradoras, que las obliga a extremar la prudencia en las decisiones que deberán adoptar respecto de la compañía. Hoy hablar de expansión no tiene mucho sentido.
–¿Cómo ve como empresario, lo que sucedió al interior de La Polar, tanto a nivel gerencial como directivo? –Todo lo que se ha conocido en La Polar me ha golpeado y lo estimo gravísimo. Creo en Chile, en su gente y sus instituciones. Aprendí desde muy pequeño, tras el mostrador del pequeño local que tenían mis padres en Talca, lo importante de la confianza en una relación comercial. Es verdad que los tiempos han cambiado y que en aquella época no existían tarjetas, sino una libreta. Pero pese a que vivíamos en un país distinto, no me explico por qué pueden ocurrir cosas como las que hemos visto, cuando los conceptos de «confianza», «respeto» y «buena fe» siguen significando lo mismo. Eso, más allá del negocio mismo que es muy incierto, nos impulsó a ayudar en esta crisis.
–¿Quiénes son los culpables de la crisis? ¿Ejecutivos, la auditora, los directores, la regulación….? –Creo que todos tienen su grado de culpa, pero serán los tribunales y los fiscalizadores quienes deberán determinar lo ocurrido y sus responsabilidades con precisión.
Hay que sacar lecciones además en materia de las reglas que deben existir en un mercado tan dinámico y complejo como el que tenemos hoy en Chile. Por ejemplo, no es posible que una tarea tan relevante y delicada como la revisión de los procedimientos de evaluación de riesgo y de la cartera de deudores, sea realizado por auditores que tienen una relación estrecha con la administración.
Además, cuando se discuten reformas a regulaciones como la existencia de información de endeudamiento es indispensable que quienes participan en el diseño y en la discusión de las normas tengan conocimiento del funcionamiento práctico del sistema.
Y cuando se demoniza en el debate la presencia de los controladores en las empresas, se reconozca que cuando existe un dueño claro es más difícil que ocurran estas cosas, porque obviamente habrá una supervisión más exigente de la administración.
–¿Afectará esto el futuro del retail? –A mí me preocupan mucho las señales que se den al público en un caso de este impacto público. Por eso, habiendo tanta gente perjudicada, es necesario que se determinen con claridad los responsables.
Pero también hay que tener cuidado en no generar una peligrosa idea de que no pagar es una conducta legítima. La cultura del pago oportuno de las obligaciones es parte de lo que hace a un país serio y próspero. Y por eso, es muy dañino que se hayan realizado esa repactaciones sin la voluntad de los deudores. Pero no hay que olvidar que esa una vez establecidas las condiciones justas, esas personas deben pagar sus deudas.
Por la misma razón, creo que los que pagaron oportunamente no pueden recibir un trato desfavorable respecto de los que no lo hicieron.
–¿Es sustentable que se mantenga el actual directorio o parte de él? –Esta es una decisión que le corresponderá a la próxima junta. Sin embargo, en mi opinión hay que hacer una separación clara entre los que integraron el directorio mientras estos hechos se produjeron, de quienes se incorporaron recientemente y probablemente han tenido oportunidades limitadas de ejercer sus funciones y detectar lo que estaba ocurriendo. De hecho, es en este último período cuando se conocen las irregularidades.
–Finalmente, ¿qué le parecen las declaraciones de Horst Paulmann indicando que La Polar para él valía cero pesos? –Todos tienen el derecho a opinar lo que quieran, como es natural. En todo caso, está claro que yo no comparto la opinión que usted cita y eso se desprende de nuestra decisión de adquirir una participación. En los pocos días que han transcurrido desde que estalló el escándalo hemos visto cómo sus más de 8 mil trabajadores han exhibido una entrega y seriedad excepcionales, que valen mucho. Hemos visto que los clientes han seguido acudiendo a las tiendas, lo que demuestra que hay confianza y prestigio afectado pero que se puede recuperar. Hemos visto que los proveedores y los acreedores han mostrado buena disposición para la continuidad de la compañía. Todo eso en mi opinión no vale cero y con el esfuerzo de todos esto debe salir adelante y terminar en buena forma.
Fuente : El Diario Financiero