Comercio de Concepción inicia abastecimiento, pero locatarios se niegan a abrir por saqueos
«Si enviamos ayuda a Haití en 24 horas, ¿por qué aún no llega a Concepción?». Es la pregunta que un transeúnte, al deambular por el centro de la ciudad, se hace ante la notoria carencia de alimentos.
Conseguir algo de comida o agua, en la capital del Bío Bío, es prácticamente imposible.
Sólo aquellos que han hecho del saqueo y del pillaje su única fuente para conseguir alimentos han logrado obtener comida, pero han traído a la ciudad una imagen de post guerra.
Por las calles del centro, los habitantes de Concepción recorren las arterias en búsqueda de algún comercio abierto con palos en sus espaldas o algún elemento de seguridad, para evitar asaltos.
Y aunque en la madrugada del martes el refuerzo de militares y de las Fuerzas Especiales de Carabineros llegó a la ciudad, la calma está lejos de conseguirse, porque las calles de Concepción hoy lucen como trincheras.
Teniendo como centro cualquier tipo de comercio, uniformados y saqueadores se enfrentan en cada local, como el vivido ayer en el interior del supermercado Santa Isabel, encuentro que terminó en disparos realizados por las autoridades con el fin de repeler los ataques a un supermercado que ya había sido violentado en las jornadas previas.
Comienza el abastecimiento
Este martes, con el levantamiento del horario de toque de queda al mediodía, una veintena de camiones, que esperaron desde la madrugada en el ingreso de la ciudad, hicieron el avance hacia el centro de Concepcion, siempre resguardados por caravanas militares.
Según explicaron en las cadenas de retail, el abastecimiento está llegando con relativa normalidad a la capital penquista, pero no está en agenda abrir los supermercados en el corto plazo debido a los saqueos.
De ello dan prueba incluso en los comercios pequeños. Ningún tipo de tienda en el Gran Concepción ha abierto sus puertas, ni tampoco se ven trabajos de remoción de escombros en su interior. Tampoco existe acercamiento por parte de sus dueños, debido al temor a saqueos, en especial, luego de la violenta jornada del lunes, cuando La Polar y la distribuidora Alvi –entre otras– fueron saqueadas e incendiadas. Veinticuatro horas después, y aún con las cortinas humeantes, delincuentes y personas en búsqueda de alimentos ingresan a las abandonadas salas, siendo repelidos con fuerza por los uniformados.
Sin trabajadores
Otro de los factores que ha impedido al comercio de la ciudad volver a la normalidad, además de la falta de energía eléctrica y de agua, es la permanencia de los trabajadores en sus casas, debido a los daños sufridos en sus viviendas.
Un escenario similar enfrentan en la planta Nueva Aldea de Arauco. La falta de energía, principalmente, y el temor de sus operarios a abandonar sus hogares, tiene a la fábrica de celulosa y paneles paralizada. Apenas 30 trabajadores de un total de 600 –por cada uno de los tres turnos– ocupan la planta, quienes realizan labores de reparación de calderas y del sistema eléctrico.
Fuente : El Diario Financiero