Corfo afina plan que busca aumentar la disponibilidad de alimentos saludables en el país
Cómo aumentar las opciones de que los alimentos saludables lleguen al consumidor final, que la gente sepa distinguirlos y que tengan un valor agregado.
Esas son las preguntas que rondan por estos días en Corfo, que priorizó a la industria alimentaria como una de los siete sectores estratégicos sobre los cuales trabajar durante los próximos años para mejorar su productividad y eficiencia. La idea es lograr dos objetivos: ayudar a disminuir los niveles de obesidad de la población y aumentar el mercado de la comida saludable, que hoy se estima en unos US$ 3.000 millones al año.
Así lo explica Gonzalo Jordán, director del programa estratégico en materia alimentaria, quien asegura que los problemas de obesidad y sobrepeso –que afectan a casi dos tercios de la población en el país– «son temas culturales, pero también influidos por la poca disponibilidad de alimentos saludables, y esa disponibilidad en Chile hoy es muy limitada».
El programa está en etapa de construcción de un directorio, que a su vez debe realizar el diagnóstico del sector durante lo que queda de año, para a partir de 2016 iniciar las acciones que permitan hacer mejoras en el sector de los alimentos saludables. Así, se buscarán «acciones e interacciones» entre los distintos actores que permitan mejorar la productividad y, con ello, la competitividad del sector. «Pero no estamos mirando solo a las exportaciones. Un punto importante a resolver es el mercado interno», asegura Jordán, quien expuso esta situación en el XXVII Seminario Internacional de Cereales 2015, que organiza Granotec.
De esta forma, el sector público, en conjunto con el privado, buscarán mejorar las condiciones para que las personas puedan optar más fácilmente por comida saludable.
Consultado sobre este tipo de acciones, el salubrista y académico del Departamento de Salud Pública de la Universidad Católica, Jorge Jiménez, dice que «la determinante de ingreso muestra que es más barato comerse un completo que una ensalada, por lo que se deben abaratar las cadenas de costos que permitan mejorar acceso, fomentar las ferias libres, la educación y combatir el sedentarismo».
Según los cálculos de Jordán, «vamos a pasar de los alimentos nutricionales, como las frutas o verduras, a que la gente esté buscando alimentos mejorados, bajos en sodio, reducidos en grasas… Y luego vienen los alimentos funcionales, que te ayudan a mejorar el estado de ánimo, a sentirte mejor, a prevenir enfermedades, etcétera, como el maqui».
Otro punto que plantea es que la obesidad y el sobrepeso afectan al 62% de los chilenos. Esa tendencia muestra que al 2030 ese porcentaje llegaría al 99%, «lo que está generando costos en los sistemas de salud que son muy altos y que además generan una presión social que los consumidores están dispuestos a combatir por medio de los alimentos».
Fuente : El Mercurio